lunes, 8 de julio de 2013

Ballerina out of control


Me acuerdo. Apareciste en el retrovisor, con tu chompa negra de cuello de tortuga, los brazos cruzados y tu bolso marrón al hombro, caminando despacio, caminando hacia el Elefante Verde, caminando hacia a mí. Entonces te abrí la puerta y entraste, y sorry, dijiste y me diste un beso. Y sorry, volviste a decir  y te disculpaste por haberme tenido olvidado por más de cuatro meses, por decirme que ya no pues, Uli, mejor amigos nomás. Y me contaste qué habías estado haciendo en ese tiempo. Trabajando, estudiando; viviendo, pues, Uli, tú sabes como es de azarosa mi vida. Y admitiste que me extrañabas, que no era lo mismo que te recogiera un taxi a que te recogiera el Elefante Verde. Y nos reímos de eso. Nos matamos de risa como si los cuatro meses nunca hubieran pasado y nosotros nunca nos hubiéramos separado. Y extrañé tú música, Uli, dijiste y me pediste que pusiera una canción; esa pues, Uli, esa que empezaba así: tata, tatata, tatata, ¿te acuerdas? Y yo saqué el maletín de discos compactos que llevaba siempre debajo del asiento del piloto y puse «Ballerina out of control» de Ocean Blue porque reconocí los acordes que tarareabas. Porqué tú eras así, pues, recordabas la música, pero nunca el título, ni el nombre de las bandas o los músicos que me gustaban. Y nos fuimos a San Miguel escuchando a Ocean Blue, besándonos en cada semáforo en rojo; y nos fuimos al cine, a amarnos en la oscuridad. Sí, me acuerdo. Me acuerdo ahora que tengo a toda la banda frente a mí; sí, a todos los Ocean Blue, tocando en un pequeño escenario de la discoteca Aura como si tocaran en la sala de mi casa. Tan cerca que podría darles la mano. Sí, me acuerdo bien de esa tarde ahora que tengo a Rob Minning tocando la batería delante de una pared de espejos que parece que hubieras diez Rob Minnings, ahora que veo a Bobby Mittan dando arpegios, acariciando el bajo, ahora que escucho a David Schelzel cantando «Ballerina out of control». Sí, también tú estarías feliz aquí. También tú estarías cantando, como nosotros, todas las canciones del «Ocean blue album»,  «Cerulean», «Beneath the rhythm and sound»; el nuevo «Ultramarine». Y celebrarías que esos discos no sean tan populares, porque, de lo contrario, tendríamos que conformarnos con ver a la banda desde lejos, como vimos a Roger Waters, A flock of seagulls, Men at work. A Soda Stereo antes de que se separaran de nuevo. Antes de que tú y yo nos separáramos otra vez. 
Sí, te gustaba mi música, me digo mientras bebo un largo y caudaloso sorbo de cerveza. Y, ¿qué será de ti?, me pregunto. ¿Qué clase de música te gustará ahora? ¿Qué clase de música escuchará el cabrón de tu marido?
Foto: internet