martes, 30 de marzo de 2010

Reflexiones en flujo laminar

Regreso de Huancayo a Lima engullido en la panza de un autobús semivacío. Es domingo por la tarde y la ruta está algo despejada. Ha llovido durante el día y el río, que desciende paralelo a la carretera central, está turbulento; trae las aguas turbias, inquietas y chispeantes. Desde la tranquilidad de mi ventana, disfruto de la música de «Camera Obscura» que suena en mi ipod y de la danza que describe el agua en su camino hacia el mar. He hecho este viaje cientos de veces, pero esta vez encuentro una belleza indescriptible en la conjunción de movimientos del agua y el compás de la música. Las figuras onduladas que describen los resaltos hidráulicos; los vórtices que se generan por el rebose de las aguas sobre las rocas, las gárgaras que brotan del río; todo parece coincidir con la guitarra de Kenny McKeeve, el bajo de Gavin Dunbar y la voz de Tracyanne Campbell: una alegoría que compone el agua en su paso del flujo turbulento al flujo laminar.
En las ciencias hidráulicas hay un coeficiente que clasifica ese movimiento. Se llama el número de Reynolds (por Osborne Reynlods; su descubridor). Es un número adimensional que relaciona las fuerzas inerciales y viscosas (o de rozamiento) que actúan sobre un fluido. En cristiano, el número de Reynolds nos dice que tan turbulento es un fluido mientras fluye y nos ayuda a predecir su comportamiento. Si vemos el humo que emana de un cigarro, por ejemplo, podremos notar que éste fluye en delgados hilos paralelos en sus primeros dos centímetros (flujo laminar), pero, enseguida, esos hilos se enredan en un complejo ovillo (flujo turbulento) que obliga al humo a disiparse en el aire hasta desaparecer.
Me acuerdo de estos conceptos mientras llego a Lima. Ahora el río está cada vez más calmado, cada vez más silente, cada vez más laminar. La dualidad de lo turbulento y laminar que el Rímac me ha mostrado en su descenso a Lima se parece mucho a la vida, la dualidad que frecuentemente nos invade: bien y mal, paz y guerra, tristeza y felicidad.